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Descubre la fascinante anécdota de juventud de Gilberto Santa Rosa, quien fue corista de Héctor Lavoe y terminó grabándole una colaboración inesperada.
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Creativo Digital
El camino hacia convertirse en el Caballero de la Salsa estuvo lleno de encuentros memorables y experiencias formativas. Pocos saben que, en sus inicios, el maestro Gilberto Santa Rosa tuvo una interacción directa y muy personal con una de las leyendas más grandes del género: el inigualable Héctor Lavoe.
Esta historia se remonta a la época en que Santa Rosa era apenas un joven músico y corista, participando en un show crucial para Lavoe tras un periodo de rehabilitación personal. Fue allí donde, por necesidad artística y semejanza de timbre, surgió un dúo inolvidable.
Aquel show representaba el regreso de Héctor Lavoe a los escenarios, un evento que requirió una intensa semana de ensayos. Gilberto Santa Rosa, con apenas 16 años en aquel momento, formaba parte de la orquesta que acompañaba al ídolo puertorriqueño.
Durante el periodo de ensayo, Héctor Lavoe se acercó al joven Santa Rosa con una solicitud específica y fuera de lo común. Necesitaba que alguien lo imitara, que su voz se pareciera lo suficiente a la de él para cantar una canción en particular.
La necesidad surgió porque Lavoe aún se estaba recuperando de un proceso que había incluido terapias del habla, un esfuerzo necesario para traerlo de vuelta al escenario. Gilberto Santa Rosa, quien en ese entonces tenía "mucho pelo" y era corista de la orquesta, asumió el desafío.
El resultado de esta colaboración improvisada fue un dúo que, aunque no oficial, sigue circulando por la internet y las plataformas de video hasta el día de hoy. La canción que interpretaron juntos fue el popular tema "Songoro Cosongo".
Según Santa Rosa, quien se encargó de hacer el coro de la pieza, el tema fue capturado durante el concierto. Por ello, el video que existe en YouTube bajo el nombre de "Héctor Lavoe - Songoro Cosongo, Concierto Mayor, P.R 1979" es la evidencia de este encuentro vocal. Aunque el joven Gilberto no es visible, su voz, imitando el timbre de Lavoe, acompaña al ícono de la salsa en el histórico registro.
Al terminar la presentación, Lavoe se dirigió a Santa Rosa para expresarle su agradecimiento y felicitarlo por el trabajo realizado.
Años después, en los momentos más difíciles y la última etapa de la vida de Héctor Lavoe, la vida los volvería a cruzar en un contexto muy diferente. Un colega músico, Héctor Mendoza, invitó a Santa Rosa a visitarlo en el hospital, durante su estancia en Nueva York.
Para sorpresa de Gilberto, Lavoe no solo lo reconoció, sino que pasó toda la tarde con él conversando. El Cantante de los Cantantes, demostrando un lado curioso y cercano, le contó a Santa Rosa todos los "chismes" de los músicos de Puerto Rico que conocía, haciendo de la visita un encuentro muy interesante.
Santa Rosa aprovechó la ocasión para recordarle a Lavoe la anécdota de su colaboración como corista, aunque no estaba seguro de si él lo recordaría. Gilberto Santa Rosa lo recuerda como "un gran tipo y un gran cantante," atesorando la experiencia de haber compartido escenario y tiempo personal con la voz inmortal de la salsa.
La relación entre Gilberto Santa Rosa y Héctor Lavoe, marcada por la admiración de un joven corista y la inusual solicitud de un ícono en proceso de recuperación, subraya la humanidad y la camaradería que existía tras bambalinas en la Fania. Es un recordatorio de que antes de ser leyendas, todos fueron colegas que compartieron el mismo amor por el ritmo.