Panamá
Una disputa legal por el nombre de la orquesta Rikarena enfrenta a uno de sus fundadores, Kinito Méndez, con un empresario. Conoce los detalles de este conflicto.
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Por: Equipo de redacción
La orquesta Rikarena, un referente del merengue en toda Latinoamérica, se encuentra hoy en el centro de una compleja batalla legal. El conflicto por los derechos de su nombre enfrenta a una figura clave de su fundación, Kinito Méndez, y al empresario que ha manejado la marca durante años.
Esta situación ha generado incertidumbre sobre el legado y el futuro de una de las agrupaciones más queridas del género, cuya música ha puesto a bailar a varias generaciones.
La disputa se centra en quién posee legalmente el derecho a usar el nombre "Rikarena". Por un lado, está el cantautor dominicano Kinito Méndez, uno de los creadores y vocalistas originales del grupo.
Del otro lado se encuentra el empresario colombiano Shuki Rosen, quien afirma tener los registros legales de la marca en varios países y ha gestionado la orquesta por un largo tiempo.
Kinito Méndez sostiene que el nombre fue una creación suya, inspirado en un postre dominicano llamado "riquiacarena". Él fue parte esencial de la formación del grupo en la década de los 90, aportando su voz y estilo a los primeros grandes éxitos.
Según su testimonio, aunque se separó de la agrupación para lanzar su carrera como solista, su papel como fundador le otorga derechos sobre la identidad del proyecto que ayudó a construir.
Su reclamo se basa en el origen creativo y su participación fundamental en el concepto que dio vida a la popular orquesta.
Shuki Rosen presenta una defensa basada en la formalidad legal. Asegura que registró el nombre "Rikarena" a su nombre hace muchos años en diversos territorios, cumpliendo con los procedimientos legales correspondientes.
Bajo este argumento, él sería el único titular de los derechos de explotación comercial de la marca. Rosen afirma haber invertido y trabajado para mantener la vigencia del grupo a lo largo del tiempo, organizando giras y producciones.
El empresario ha iniciado acciones legales para impedir que otras agrupaciones utilicen el nombre, lo que ha intensificado el enfrentamiento directo con Méndez.
Más allá de los estrados judiciales, esta disputa tiene un impacto directo en la industria musical y en los seguidores del merengue. La controversia pone en riesgo la continuidad y la identidad de la orquesta.
El conflicto cuestiona cómo se protege el legado de los artistas que fundan un proyecto frente a los registros de marca que pueden ser obtenidos por terceros.
La batalla por el nombre Rikarena es un claro ejemplo de cómo el arte y los negocios pueden entrar en conflicto. Mientras la justicia decide quién tiene la razón desde el punto de vista legal, la historia y el cariño del público por los éxitos de la orquesta permanecen intactos, a la espera de una resolución que aclare el futuro de este ícono del merengue.