Panamá
Selena Quintanilla y Marc Anthony compartieron algo más que música: su esfuerzo por dominar el español marcó su legado y su identidad como latinos.
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Por: Equipo de redacción
Cada 16 de abril, el recuerdo de Selena Quintanilla vuelve a latir con fuerza. La reina del tex-mex, que habría cumplido 54 años, no solo dejó una huella imborrable en la música, sino que también representó a millones de latinos que, como ella, crecieron en Estados Unidos y vivieron el reto de hablar español en un entorno angloparlante. Una historia similar a la de su gran amigo Marc Anthony.
Selena nació en Texas en 1971. Marc Anthony, en Nueva York, tres años antes. Ambos crecieron en hogares de raíces latinas, con el español presente pero no dominante. Su entorno era el inglés, el idioma de la escuela, de la televisión y de la vida diaria. Y aunque sus apellidos contaban otra historia, al enfrentarse a entrevistas o al público latino, ambos artistas se sentían inseguros con su español.
En una rueda de prensa en 2015, Marc Anthony confesó: “Mi español era terrible; el de ella, creo que peor”. Compartieron ese obstáculo y lo enfrentaron juntos. Selena memorizaba las letras en español fonético, mientras se esforzaba por mejorar su pronunciación. Su padre, Abraham Quintanilla, la animó a conectar con sus raíces a través del idioma.
La presión era doble. En la película Selena (1997), una escena resume el dilema: “Los anglos te critican si no hablas inglés perfectamente, y los mexicanos si no hablas español perfectamente”. Esa exigencia acompañó a ambos artistas durante sus carreras, pero también les permitió conectar con una generación que vivía lo mismo.
Marc Anthony siempre ha reconocido que Selena le abrió el camino. “Ella logró abrir el mercado y que un estadounidense nacido aquí pueda cantar en español”, dijo alguna vez. Su honestidad, su esfuerzo y su orgullo latino hicieron que miles se sintieran representados.
Hoy, muchos jóvenes latinos en EE. UU. son etiquetados como “no sabo kids”, por no dominar el español. Un fenómeno que Selena vivió décadas atrás. Según el Pew Research Center, el 80 % de los latinos considera que hablar español no es indispensable para ser latino. Pero en América Latina, la percepción es distinta: el idioma sigue siendo un símbolo de pertenencia.
La figura de Selena ayuda a tender puentes. El sociolingüista Ilan Stavans la describe como un ícono de esa tensión cultural. Supo convertir una supuesta debilidad en una fortaleza, y su música, mezclada con esfuerzo e identidad, le permitió construir un legado que trasciende generaciones.
Marc Anthony lo resume mejor que nadie: “Si ella estuviera aquí, vería el impacto que tuvo”. Su amistad con Selena fue un espejo de la experiencia de millones de latinos nacidos en EE. UU. Ambos enfrentaron con dignidad la presión cultural y lingüística, y ambos demostraron que ser latino no depende únicamente de un idioma, sino de una conexión profunda con la herencia y el orgullo.
Hoy, en su natalicio, Selena sigue representando una verdad poderosa: nuestras raíces florecen cuando las abrazamos con el corazón.